Alejandro Aguilar Alcántara: el nombre detrás del sello de Chamaco Aguilar
El danzón se ganó el corazón de Alejandro Aguilar Alcántara hasta que cumplió los 10 años de edad. Aunque proviene de una importante familia de músicos, fue hasta que visitó el mítico salón Colonia cuando se hizo un adepto más a ese ritmo afroantillano. Ver a la Danzonera Dimas frente a un negro con maracas
El danzón se ganó el corazón de Alejandro Aguilar Alcántara hasta que cumplió los 10 años de edad. Aunque proviene de una importante familia de músicos, fue hasta que visitó el mítico salón Colonia cuando se hizo un adepto más a ese ritmo afroantillano. Ver a la Danzonera Dimas frente a un negro con maracas fue motivo suficiente para que aceptara entregarle su vida y alma a ese género musical.
Ante los hombros de Alejandro hay una extensa tradición en el mundo de la música. Su padre es director de la Danzonera Joven de México Chamaco Aguilar, sin embargo, el antecedente de esta orquesta se remonta a 1935, cuando Emilio Aguilar extrajo músicos de la banda municipal de Melchor Ocampo, en Estado de México para crear la propia. Después bajo la batuta de Jorge Aguilar Torres, en 1955, fue cuando comenzó la historia propia de la agrupación que es hoy en día.
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Tras esa impactante visita a la “catedral del danzón”, Aguilar Alcántara se unió como pianista a los 14 años a la agrupación que dirige su padre. “Me sentía inestable en la cuestión de identificar cuál era el género musical que me gustaba. Es propio de la edad, con tendencias de moda que atrapan a la juventud. Me gustaba mucho la banda sinaloense, el rock y la música tropical”, comenta el artista en entrevista para Revista Danzoneros.
Chamaco Aguilar experimenta con ritmos nuevos
Este bagaje musical forjó parte de la identidad de Alejandro como compositor y arreglista. Para 1993 decidió entregar de su tiempo a este arte, puesto que ingresó a la Facultad de Música para estudiar el nivel técnico profesional como ejecutante de tuba. A los 24 años comienzó su trayectoria como arreglista de Chamaco Aguilar, ya que a petición de su padre, transformó el clásico del rock “Yesterday” a danzón.
Este fue el inicio de decenas de composiciones, lo cual dotó de un sello propio a la danzonera. Además de la dinámica interpretación de los músicos ante el escenario, esta agrupación se comenzó a caracterizar por su ritmo tan alegre y trasladar canciones de otros géneros a este ritmo afroantillano.
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En 1998, el rockero Alex Lora hizo un concierto sinfónico para celebrar los 30 años del Tri. Este fue un hecho de significativa inspiración para que Alejandro Aguilar decidiera hacer un nuevo arreglo: “Triste canción” invadió las pistas de los salones de baile y las plazas públicas, pero ahora con cuadros de 11 pisadas.
“Al principio hubo un poco de resistencia de un sector conservador de los danzoneros; se resistían a pensar que eso era danzón. En este caso, aplico la misma filosofía: si se toca como danzón y se baila como danzón, lo más probable es que sea danzón. Gracias a la idea y al estilo de los músicos, la melodía fue aceptada con el tiempo, ahora se ha convertido en un clásico”.
Los géneros musicales con los cuales crece una persona a lo largo de su vida toman gran valor y sentido con el tiempo, esto se puede transformar en apropiación de ideas y creación de nuevos contenidos, explicó Aguilar Alcantara. Este elemento fue esencial para el surgimiento de más arreglos como «Hotel California», «Bohemian Rhapsody», «El día que me quieras», «El popurrí santanero» o «Adiós mi chaparrita».
“Una de las grandezas del género musical (danzón) es que gracias a su riqueza armónica y rítmica se pueden conjugar diferentes estilos y géneros musicales. En la medida en que la música pueda identificarse con las diferentes generaciones, seguramente va a perdurar muchos años. Este es un atributo que tiene el danzón, se ha ido renovando día a día”.
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Evolución para resistir
Los arreglos no fueron la única herencia de Alejandro Aguilar Alcántara para su orquesta familiar, también marcó hito con composiciones como «El fotógrafo de las estrellas», «El mago del trombón», «De canela y huevo», así como «Tú, mi flor de café».
“Día con día el danzón se rejuvenece por esa propiedad de ir capturando la atención de diferente público y personas con criterios distintos”, confesó el artista. Prueba de ello es que este ritmo ha permanecido a lo largo de 140 años, además que se ha apropiado de piezas de música clásica, así como de la cultura popular. La Danzonera de Chamaco Aguilar no sólo ha comprendido esta premisa, sino ha sabido ejecutarla en favor del ritmo.