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Miguel Ángel Zamudio Abdala, una historia de danzón veracruzano

Miguel Ángel Zamudio Abdala conoció el danzón desde niño. Aunque comenzó a bailar son jarocho, se enamoró del ritmo afroantillano.

 ·  diciembre 15, 2021
Miguel Ángel Zamudio Abdala, una historia de danzón veracruzano
Foto: Cortesía de Miguel Ángel Zamudio Abdala.

La música siempre estuvo presente en el hogar de Rosa Abdala Gómez y Jorge Humberto Zamudio Hernández. La música que reproducían en su tornamesa de discos LP era variada, pero solían esuchar a Gamboa Cevallos, Carlos Campos y Arturo Núñez: exponentes del danzón chá. Bajo este ambiente creció Miguel Ángel Zamudio Abdala, uno de los tres hijos de la familia.

Desde pequeño, Miguel Ángel tuvo un gusto particular por el baile, una actividad  que lo llenaba de alegría. “La imagen que tengo de mi infancia es junto con un primo. De niños, ponían música bailable (cumbia) y la sensación eran los dos sobrinos bailando con toda la familia, realmente el baile nos gustaba”, expresó en entrevista para Revista Danzoneros.

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El baile fue para él una herencia. Su madre, la señora Rosa Abdala, tenía ya un gran recorrido por el son jarocho en el estado de Veracruz. Miguel Ángel comenzó a tomar clases en Instituto Veracruzano de Cultura (IVEC) para seguir los pasos de su progenitora.  

Rosa Abdala Gómez, madre de Miguel Ángel Zamudio. Foto: Cortesía Mina Arreguín.

“Sí tomé una clase de son jarocho. La realidad es que me envaré; no me agradó mucho la primera lección y le dije que prefería experimentar en danzón, pues de alguna manera vino a mi mente mi niñez, eso a la edad de los 13 años. Ella aceptó y empecé a tomar clases de danzón.”, agregó Zamudio Abdala.

El nombre de la asociación en la que aquel joven veracruzano bailaba se llamaba “Club de Bailadores de Danzón Hoy y Siempre del Puerto de Veracruz”, pero este grupo comenzó a tener dificultades internas porque las parejas mayores estaban en desacuerdo con que los más jóvenes fueran el centro de atracción.

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Por ello, la madre del maestro Miguel Ángel Zamudio Abdala decidió formar en 1989 una nueva asociación: “Tres Generaciones del Danzón Veracruzano”. Este acto hizo que comenzará a tener más injerencia dentro del grupo, al grado de que se convirtió en instructor de las nuevas parejas.

“A los 15 (años) ya estaba apoyando en las clases para hacer presentaciones; fue un proceso que me atrapó y me gustó mucho (aprender a bailar), pero me gustaba más enseñar. En una ocasión, una pareja de adultos se acercó a aprender a bailar; la señora aprendió rápido, pero al señor le costaba más trabajo y yo trataba de ayudarle y el señor se sintió ofendido de que un joven lo corrigiera”.

Por lo anterior a ello, el hoy promotor de eventos comenzó a buscar un lugar en las escuelas de baile de la región veracruzana para continuar con su preparación profesional. Sin embargo, la educación dancística que ofrecían en la Universidad Veracruzana (UV) estaba enfocada en otras áreas como la danza folclórica y contemporánea. Al no encontrar una carrera  universitaria dedicada al baile de salón, decidió estudiar Administración de Empresas en la UV.

Foto: Cortesía de Miguel Ángel Zamudio Abdala.

Su preparación académica le ayudó a sus futuros proyectos. A la muerte de su madre en 1996, con 22 años de edad, Miguel Ángel quedó al frente de “Tres Generaciones del Danzón Veracruzano”. Ante ello, se encontró con todos problemas que conlleva dirigir un proyecto de esta magnitud, siendo el financiamiento el más importante.

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“Ser administrador (de formación) me sirvió para generar estrategias y que esto fuera autosustentable. El problema de cualquier proyecto es el financiamiento; en la época en que mi madre estuvo a cargo del proyecto, ella asumió de manera personal el financiamiento. Al faltar ella, llegué al punto en que yo no contaba con la solvencia”, recordó.

Miguel Ángel Zamudio Abdala continuó con su preparación en el ámbito del danzón y la gestión de eventos.  En 1996 viajó a Cuba a tomar el “Curso de Bailes Populares”, y en 1997 logró que “Tres Generaciones de Danzón Veracruzano” instruyera el “Premio Nacional a la Preservación y Difusión del Danzón, Rosa Abdala Gómez”. Además, propuso la creación del Encuentro Nacional de Danzón, el cual desde entonces va aumentando en número de participantes.

Foto: Cortesía de Miguel Ángel Zamudio Abdala.

En ese contexto, el maestro Abdala creó el Centro Nacional de Investigación y Difusión del Danzón A.C. (CNIDDAC) en 1998. Este proyecto nació con el objetivo de establecer una mejor organización, investigación y divulgación del danzón en todo México.

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Aunque Miguel Ángel se confesó satisfecho con lo que ha obtenido, aunque aceptó que aún existen esas ganas por seguir su preparación musical, pues se considera un músico frustrado. “No me doy el tiempo para aprender. Desde luego me ha llamado la atención, pero lamentablemente hay que priorizar, por lo que me he dedicado más a la promoción y difusión que a la interpretación. Ya habrá momento para aprender”.

Para Zamudio Abdala, estar detrás de la organización de eventos de danzón significa dignificar el espectáculo. Contó que ha sido testigo de algunos errores en el sonido y poco control del público. Por ello, Zamudio Abdala decidió dedicar parte de su vida a esta actividad.

“Nosotros procuramos ofrecer calidad y calidez. Nuestros eventos son caros porque invertimos una gran cantidad de dinero en un muy buen sonido, es decir, nos interesa que las orquestas se escuchen bien. Es dignificar el evento”, expresó.

Los espectáculos y encuentros de danzón organizados por él también buscan rescatar las bases del danzón con las que creció.

“Digamos que el riesgo que veo es que se desvirtué. El danzón que nosotros aprendimos en el zócalo de la ciudad (de Veracruz) es muy distante al que hoy se baila. Estoy de acuerdo a que todo evoluciona, pero creo que nadie tiene derecho a hacer una deformación de lo que recibimos”, agrega el maestro Miguel Ángel sobre las nuevas corrientes.

En ese sentido, la misión del maestro Abdala no ha cambiado: contribuir a mantener el danzón y sus bases. Así como impulsar el talento nacional y obras que se adapten a los nuevos tiempos; una referencia para las futuras generaciones.

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