Ciudadela, de fábrica de tabaco a plaza del danzón
La plaza de la Ciudadela pasó de ser una fábrica de tabaco a un punto de referencia para el danzón en la Ciudad de México.
La plaza de la Ciudadela es referencia obligada para toda la comunidad danzonera que por más de 20 años, ha mantenido la tradición de frecuentarla.
A propósito de su 26 aniversario, te compartimos una breve semblanza de este espacio dedicado al danzón ubicado en el corazón de la Ciudad de México.
LA PLAZA DEL DANZÓN A CIELO ABIERTO
Cientos de parejas lujosamente ataviadas y su destreza en el baile no siempre fue el escenario común ni el fin principal de este espacio.
Entre los usos que ha tenido destacan el de fábrica de tabaco, prisión de personajes como Morelos y escenario de batalla en la Decena Trágica.
Para 1996, la también llamada Plaza Morelos, se convirtió en el gran salón de baile que conocemos hoy en día.
De acuerdo con La Ciudadela: de los asoleaderos de Tabaco al Cortejo de las Imágenes, texto de Alejandra Pérez Zamudio, la plaza ha registrado congregaciones de seiscientas y hasta dos mil personas.
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LA PANDEMIA, UN GOLPE PARA LA PLAZA DEL DANZÓN
La situación actual ha mermado la concurrencia que solía tener la Ciudadela, dadas las restricciones sanitarias para prevenir contagios de Coronavirus.
Por ello, la comunidad danzonera ha migrado a la modalidad virtual clases y conciertos que le permitan seguir en contacto con el danzón.
Hasta el día de hoy, no se tiene una fecha estimada para retomar los bailes que albergaba la plaza danzonera.
Sin embargo, el llamado a mantener los cuidados y la paciencia continúa vigente para regresar a los sábados de baile lo antes posible.
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PUNTO DE ENCUENTRO Y ESCENARIO DE ANÉCDOTAS QUE NO SE OLVIDAN
“Es impactante la cantidad de personas de todas las edades que van muy arreglados, que además se han hecho ahí [en la ciudadela] grupos…” recuerda la cronista Mina Arreguín en entrevista con Revista Danzoneros.
Asimismo, destacó que la plaza Morelos , “la primera plaza danzonera” también destaca como un punto importante para socializar y convivir.
Sin embargo, este sitio no se ha limitado a momentos memorables, sino que también albergó una tragedia que permeneció en la memoria colectiva para siempre.
El 10 de febrero de 2007, Tomás Basto Wilbert, un bailarín de 73 años, falleció en la plaza al ser alcanzado por un rayo mientras intentaba refugiarse de la lluvia.
Seis personas resultaron heridas y como recordatorio del incidente, una marca del rayo quedó plasmada en el tronco de un árbol cercano al Teatro de la Ciudadela.
A su vez, conocidos y amigos de don Tomás colocaron un pequeño homenaje para su compañero bailarín: una placa en papel aluminio y una cartulina en la que le dedicaron un acrónimo.
