Rosa Abdala, un antes y un después en el danzón de Veracruz

Rosa Abdala Gómez fue una mujer que dejó huella dentro de la comunidad danzonera. Su labor fue esencial para la difusión del género, así como para que el danzón trascendiera a las generaciones más jóvenes.

Al principio, las preferencias de Rosa Abdala estuvieron volcadas hacia el baile regional, ya que en 1987, por recomendación de una amiga suya, llevó a su hijo a los talleres del Instituto Veracruzano de Cultura (IVEC), sin embargo ahí quedó maravillada con el danzón.

En entrevista para Revista Danzoneros, su hijo Miguel Ángel Zamudio Abdala, comentó que duró poco su estancia en dichos talleres, puesto que prohibieron este género a los niños y jóvenes, lo cual le molestó a su madre.

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Al poco tiempo se unió al Club de Bailadores de Danzón Hoy y Siempre, dónde fue secretaria de relaciones públicas. Con este cargo se acercó al estado veracruzano para ampliar el danzón como una actividad cultural. Sin embargo, abandonó este club ya que no estaban de acuerdo en dar prioridad a niños y jóvenes.

El inicio de Tres Generaciones de Danzón

Tras esas experiencias, junto a otras personas de ideas similares, se creó la asociación Tres Generaciones de Danzón, dónde era vital la participación con jóvenes y niños. En palabras de Miguel Ángel Zamudio Abdala, actual director del Centro Nacional de Investigación y Difusión del Danzón A. C., el proyecto de su madre fue novedoso ya que no es común ver a niños bailar danzón.

Miguel Ángel Zamudio también dijo que en el danzón veracruzano sí puede considerarse un “antes de Rosa Abdala y después de Rosa Abdala”. El motivo: los enlaces creados con otros estados a partir de las presentaciones de Tres Generaciones de Danzón.

La labor de Rosa Abdala “permitió descentralizar el danzón” ya que el género parecía tener mayor auge en la capital del país. Uno de los alcances más grandes de la asociación, fue cuando la directora María Novaro le pidió a la madre de Miguel Ángel que le enseñara a bailar a los actores de su película “Danzón” (1991). Incluso la asociación Tres Generaciones de Danzón participó en varias escenas de la película.

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Las clases de danzón de Rosa Abdala siempre se distinguieron. Miguel Ángel Zamudio mencionó que además de ofrecer técnica al bailar, ella siempre les dio un trato de madre a las niñas y niños. En varias ocasiones les proporcionó zapatos y vestidos para que pudieran asistir a las presentaciones.

La empatía de la fundadora de Tres Generaciones de Danzón con la situación particular de cada alumno fue vital para que varios miembros de la asociación se entregaran al danzón, permitiéndoles conocer otros estados, países y experiencias.