¿Cómo nace un danzón?
En su columna de esta semana, la directora de la Danzonera Isora Club, recopila 4 testimonios de músicos sobre cómo se crea una melodía de danzón.
¿Alguna vez te has preguntado cómo nace un Danzón?
Quizá la pasión con la que disfrutamos bailar cada uno de los danzones, a veces hace qué olvidemos preguntarnos cómo nacen, cómo se piensan. Si es acaso una musa quien al oído susurra las notas que ha de llevar o si es un sentimiento desbordante que invade el alma de aquel que lo ha de crear. Todo y nada. Lo cierto es que desde 1879 con Las Alturas del Simpson, pasando por Nereidas de 1932, por Isora Club primer danzón compuesto por una mujer en 1941, hasta este 2021, muchos nombres y temas, estilos y formas dan cuenta de numerosos danzones que han escapado del imaginario de algún compositor o arreglista.
¿Cómo le hacen? ¿Cómo van juntando cada nota? ¿Cómo le van dando vida a un danzón? Son preguntas que desde el Rincón de Isora nos hemos propuesto investigar y para ello consultamos a algunos de los principales compositores y arreglistas de Danzón del momento. Entre ellos están: Alejandro Aguilar, Emmanuel Arzate, Erick Vidal, Isaías Lara, Marco Aguirre, Moisés Tlaxcaltecatl, Pedro Vidal y Ricardo Gómez; quienes a través de sus propias palabras, técnicas, sentimientos y experiencias nos dirán cómo nace un Danzón.
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Marco A. Aguirre: la sazón del Danzón
Contrariamente a lo que solemos creer, el proceso de creación de un danzón proviene de una serie de métodos para componer y técnicas para escribir que arreglistas y compositores aprenden y perfeccionan a lo largo de su vida. Es a decir de Marco A. Aguirre, bajista, arreglista y compositor, creador del danzón “Amador Cano”: Para él, “nacemos explorando con los ojos el mundo, todo es nuevo, es una invitación a ver, a oír, a sentir lo existente. Es lo que va formando nuestro contexto. En el mundo del Danzón todo ya está escrito. Lo que tenemos que hacer es utilizar eso que ya existe para hacer tu propia aportación, tu propia historia.
“Es como la sopa, todos podemos hacer una sopa, podemos tener incluso los mismos ingredientes, pero la sazón de cada uno, el resultado, siempre será diferente. Para ello es necesario tomar combinaciones de ideas, agarrase de lo que ya está hecho, dejarse llevar por una estructura melódica, que con paciencia y dedicación nos permitirá decir “ya tengo mi primera parte” y así sucesivamente hasta tener todo el danzón. Cada parte terminada es un tesoro, es como encontrar una perla en la creación”. Y como los buenos danzones se rematan a tiempo, Marco A. Aguirre termina diciéndonos: “A la inspiración arbitraria y caprichosa se le debe anteponer un entrenamiento y una práctica que pone en juego un conocimiento científico de la creación en el danzón”.
Erick Vidal: los colores del Danzón
La música tiene colores. La armonía es color. Nos dice Erick Vidal, director musical y arreglista de Danzonera Isora Club; y es precisamente la combinación de estos colores la que va formando la melodía armoniosa de un buen danzón. Para él cada danzón tiene diferente significado, diferente finalidad. “Es preciso, comenta, preguntarse el motivo por el cuál lo vas a hacer, para qué. No es fácil, sin embargo, debo saber qué quiero y qué quiero proyectar. Antes de escribir un arreglo me aseguro de encontrar la pieza que se adapte a mi idea original. Si pienso en algo romántico, debo de encontrar una melodía suave, no rítmica, y a su vez todo debe adaptarse a las formas del danzón clásico, porque el danzón tiene una estructura y métrica que lo definen y que no hay que olvidar”.
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En ese sentido, la melodía que él escribe debe tener el ensamble perfecto.” Es como un rompecabezas, si pones una pieza que no va, al bailador no le va a gustar, dirá que no le queda bien, que algo hace falta, que no le gusta; pero cuando todas las piezas se encuentran en el lugar preciso, dirá “quedó increíble” y disfrutará enormemente bailar” porque para Erick Vidal no hay más: “un danzón debe ser cadenciosos para los pies del bailador y agradable para los oídos del espectador”.
Contundente y reflexivo, en la armonía de su pensamiento y acción, concluye: Hay algo que no debemos olvidar. Lejos de la rítmica, del color, del motivo o la finalidad con la que nació; un danzón transmite lo que cada compositor siente o trae adentro. “Al final podemos utilizar muchas técnicas, podemos saber o no saber tanto de composición o de arreglos, pero el danzón que uno crea es el que uno trae dentro.”
Alejandro Aguilar: infancia es Danzón
Para Alejandro Aguilar, pianista, arreglista y compositor de la Danzonera Joven de México Chamaco Aguilar, el nacimiento de un danzón surge de la imaginación y del bagaje musical compilado desde su infancia, de ella se desprenden las sensaciones acústicas, los motivos y las frases que le han dado vida a la línea melódica de sus danzones tan perfectos como “Tú, mi flor del café” o “El mago del trombón”. “No obstante, nos dice Alejandro Aguilar, en cada proyecto se desencadena una serie de emociones que detonan en danzones con esencia de nostalgia, cadencia y encanto, todos bajo la estricta norma de la forma musical rondó y el esquema estructural que por más de 140 años ha prevalecido”.
Porque si de algo se compone al danzón, sigue Alejandro Aguilar, es de ideas que juntas forman paisajes musicales que nos hacen disfrutar. Cabe señalar que “técnicamente es un proceso que se construye con base en la célula rítmica del cinquillo cubano integrado a la melodía y armonía musical, sin duda, para todo compositor de danzón es necesario una temática que indique la directriz a seguir.”
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Y como es de sabios escuchar Alejandro no ha perdido oportunidad de integrar a su creación sugerencias de los bailadores, “Quienes amablemente, nos dice, me indican el número de pasos que tienen en mente, y así, realizo la traducción a frases musicales para convertirlos a danzón. También he recibido sugerencias tarareadas y hasta ideas de temas chiflados (silbaditos)”. Pasado, presente y futuro en las frases melódicas de Alejandro Aguilar.
Pedro Vidal: Almacenando ideas para escribir un danzón
¿Dónde quedan las ideas que luego se vuelven danzón? Pues Pedro Vidal, compositor y arreglista de la Real Danzonera, las almacena y las va sacando poco a poco. Él nos dice: “No siempre puedo estar en las condiciones ideales para escribir por lo que voy guardando las ideas que luego vuelvo danzón. Cuando ya puedo escribir me levanto temprano, me tomo mi café, agarro mi instrumento y comienzo a soltar las primeras notas de los que será mi nuevo danzón. Para ello tengo dos procedimientos, el principal sería sacar algunas de las muchas ideas que durante días guardé. La otra es interpretar los gustos de los bailadores que me piden un danzón personalizado. En ambos casos voy pensando si será un danzón romántico, alegre o complicado, o cuadrado o combinado. El tiempo es relativo pues me puede llevar de un día a una semana según como ande yo de inspirado”.
De su primera creación “El emplumado” al más reciente, muchas cosas han pasado y muchos danzones se han acumulado. Imagínense que de ese almacén de ideas ya han salido nada más ni nada menos que 46 danzones.
Hoy con más madurez, más dueño de todo el proceso de creación, Pedro Vidal es enfático al decirnos que la base de todo danzón son y serán siempre los sentimientos.
Si ustedes han vibrado como yo y su mente ha dibujado cada frase que nuestros compositores y arreglistas de hoy nos han compartido, hemos logrado mucho por el día de hoy.
Les espero la próxima semana en el Rincón de Isora para seguir emocionándonos con el resto de nuestros siguientes invitados.
¡Hasta entonces!