De muestras, foros y similares

En mi vida danzonera he tenido la oportunidad de asistir a innumerables eventos relacionados con el baile de danzón, en muchas partes de la República Mexicana y también en Cuba. Además, me he involucrado varias ocasiones en la promoción de eventos y he organizado varios, que si bien me han dejado muchas satisfacciones y buenos recuerdos, también me han provocado en verdaderos dolores de cabeza que he tenido que superar.Así nomás al momento, como por arte de magia y confiando en la suerte del que hace las cosas por amor al arte -tales eran las palabras de un amigo ya finado- ante los imprevistos que siempre surgen al organizar cualquier acción de promoción colectiva.

Pasado el tiempo puedo decir que el balance es positivo, no me arrepiento de nada, aunque tras muchos años de vivir estas experiencias estoy casi segura que a estas alturas no volvería a involucrarme en otro evento organizado por mí. Creo que esa etapa de mi vida ya pasó, aunque nunca hay que decir: “de esta agua no beberé” ya que en otras ocasiones he pensado lo mismo y en cuanto surge la opción de participar en algo que tiene que ver con nuestro vicio del baile, sin saber exactamente cómo, se va uno involucrado. 

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En las semanas previas a la elaboración de este artículo pude percatarme en el Facebook, a través de mi marido que sí revisa regularmente las redes sociales, por lo menos más que yo, que había un par de cartas, la primera, de nuestro amigo Arnaldo Santamaría comentando una desagradable experiencia en la muestra de Veracruz en este 2024 y la segunda: Carta a los danzoneros: hay que salir de la burbuja de Arturo Ordaz, en la revista “La-Lista”. Estas cartas me motivaron a escribir las líneas que tienen ante sus ojos, buscando elaborar una reflexión general de los eventos que ocurren en todo el país. Ya en otra oportunidad había abordado en parte el tema en esta misma revista en el artículo Circulando por… en junio de 2023, justo hace un año. 

Me sorprendió el número de reacciones y comentarios correspondientes a la primera carta, la gran mayoría negativos y de dura crítica al evento anual de Veracruz, no pretendo tomar partido en favor o en contra de cualquiera de los involucrados, ambos son amigos y merecen mi respeto. Prefiero como en el caso de la segunda carta, la de Arturo Ordaz, contribuir a enriquecer las actividades de promoción y disfrute del danzón, e invitar a todos los que bailamos este ritmo a buscar su crecimiento, encontrando nuevos adeptos y enriqueciendo lo que ya hemos alcanzado todos como comunidad bailadora. Creo que las críticas, comentarios y opiniones ya han sido expresadas y supongo que el receptor de ellas acusará de recibido y ojalá provoque un ejercicio de autocrítica que se traduzca en una profunda reflexión acerca de lo que ha hecho bien que a mi juicio es mucho y lo que no.

Entre los puntos que llamaron mi atención y creo se deberían tomar en cuenta está el tratar de atraer nuevos públicos, ya que es cierto que en cada muestra nos encontramos a los amigos de siempre o a conocidos bailadores de varias partes de la república. Aunque en muchos casos sólo los conocemos de vista y nos saludamos así de lejecitos: “Aquellos son los de Monterrey, los otros de puebla y los de más allá de León, sin faltar los de la CDMX que son siempre mayoría” y así por el estilo. Pero como Arturo Ordaz muestra en su artículo, mucha gente no pertenece a nuestro mundo danzonero, está fuera de nuestra burbuja ¿deberemos alternar con otro tipo de música, tratando de atraerlos? Yo ya lo he intentado en mis eventos, incluyendo tandas de música de grandes bandas e invitando amigos que no bailan danzón, habrá que insistir con estas modalidades que quizá logren poco a poco alcanzar éxito. Algo que parece difícil mientras los danzoneros sigamos encerrados en nuestro mundo, no digo que esto deba ser necesariamente así como yo lo pienso, pero por lo menos hay que reflexionarlo, de hecho en la CDMX las matinés danzoneras parecerían contradecirme, hasta con cinco orquestas tocando todas ellas danzón.

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Algunas agrupaciones acomodan la dotación musical al formato de “Big-band”, como la Danzonera Aragón del maestro Fuentes, el Chamaco Aguilar o la de Felipe Urbán entre otras, pero no a todos los danzoneros les gusta. Recuerdo una vez en Guadalajara que un conocido nos preguntó si estábamos de acuerdo con que la orquesta interpretara, como estaba previsto, una tanda en formato grandes bandas en vez de otra tanda de danzón, sí claro que estamos de acuerdo -contestamos- y mi marido agregó: “está muy bien para que los danzoneros bailen también algo distinto al danzón”, el conocido se enojó mucho y con un tono grosero y visiblemente molesto dijo a mi esposo algo no muy claro, pero rematando con que él era danzonero. Homero sorprendido ya no alcanzó a contestar nada, solo se volteó hacia mí y me dijo: “no entendí, pero creo que está bien encabronado y ofendido, no sé por qué, si nosotros también somos danzoneros” -me dijo- mostrando las palmas de sus manos hacia arriba pegadas a la cintura y con una cara de desconcierto.

Al día siguiente nuestro conocido se acercó y nos ofreció una disculpa a ambos, especialmente a mi esposo a quién dijo algo así como que había crecido en un barrio “perro” donde se acostumbra a decir las cosas que uno piensa y que él era perro como los de su colonia, pero reconocía que no había sido correcto. Después de ese incidente y habiendo coincidido con él en varios bailes, lo conocimos mejor y lo tratamos un poco más, al grado de que se convirtió en nuestro amigo hasta que murió.

En ocasiones estamos tan absortos en nuestras costumbres que difícilmente aceptamos variaciones, otra anécdota: En una ocasión escuchamos Benjamín Bautista y yo una marimba que tocaba por las calles tapatías y lo hacía bastante bien, además interpretaba algunos danzones, la contratamos para incluir una tanda diferente y en vivo, tratando de dar variedad a los sábados de danzón que se hacían con música grabada en el Café del Carmen. Los integrantes de la marimba nos llegaron muy puntuales, uniformados con sus guayaberas blancas, entusiastas y visiblemente complacidos, iniciaron su actuación y desde una de las mesas un conocido instructor de danzón en la ciudad, con algunos de sus alumnos, protestaron gritando y exigiendo que se regresara a la música grabada, a mi juicio se perdía una oportunidad que pudiera ser atractiva.  

Cierto es que los eventos de danzón se han multiplicado de unos años para acá como hongos después de la lluvia, también hay que reconocer que muchos de ellos sólo reproducen esquemas ya ensayados en algunas muestras o foros, pero siempre es importante que existan y crezcan, años hubo en donde el ritmo parecía que desaparecería. Siempre será preferible que se incrementen las posibilidades promocionales del baile de danzón, sean algunas más cercanas a lo comercial y al negocio, o sean más en favor de la promoción y el fomento por haber recibido recursos públicos e inclusive una mezcla de ambas situaciones. Todo es válido y los danzoneros debiéramos recapacitar acerca de cuales eventos son más afines a nuestra manera de pensar y nuestra expectativa. 

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Recientemente han surgido y se han popularizado rápidamente eventos en los que las participaciones en las plazas públicas son destacadas: Dolores Hidalgo, SLP, y otros. Un amigo comentó, guardando la reserva de su identidad, que a él no le interesaba bailar en los teatros para público danzonero, que prefería bailar para personas que asisten atraídas por la música en vivo, los coloridos atuendos y la forma de bailar en una plaza pública con gente no inmersa en la burbuja que describe Arturo Ordaz.

Todos tenemos nuestras propias preferencias y formas individuales de elegir en que eventos participar, también influye en muchos casos el presupuesto disponible, la selección de orquestas, el atractivo del lugar donde será y la ciudad misma. Hay muestras en que la ciudad o el lugar están por encima del evento, o eventos que tienen atractivo por encima de la ciudad. A mí en particular me gusta asistir al de Reynosa, no es de los grandes, pero reconozco el gran esfuerzo del organizador  Elio Palacios, donde además hay una orquesta Infantil y juvenil del maestro Flores a la que estimo mucho.

Tanto los que organizamos algún evento, como los que asistimos a las muestras, nos conviene reflexionar sobre ellos, algunos aspectos a evaluar son: el costo acorde a las expectativas, bailes sobre saturados sin espacio para bailar, eventos colaterales atractivos o no, organización adecuada, etc. Pero creo que también debiéramos pensar como amantes de este ritmo en la manera de incluir nuevos adeptos o personas interesadas en el danzón, buscar muestras con la participación del público, en las plazas, o foros gratuitos, incluir nuevas opciones musicales. Pienso también que debemos seguir trabajando cada quién desde su trinchera para ayudar a mantener vigente y acrecentar en lo posible este baile que tanto nos ha dado.