Jóvenes timbaleros, columna vertebral y futuro del danzón
Los jóvenes timbaleros no sólo son la columna vertebral y el futuro del danzón, puesto que han decidido seguir con la tradición del ritmo
El timbal es un instrumento que además de ser columna vertebral de una danzonera, se convirtió en un vehículo para mantener vivo el danzón, puesto que la nueva generación de músicos de este género optaron por tomar las baquetas y poner a bailar a la gente.
En el caso de Gonzalo Varela “Papo”, quien es cuarta generación e integrante de la Danzonera La Playa, relató que desde niño simulaba varias veces por curiosidad marcar un cinquillo con los timbales mientras la orquesta de su familia hacía pruebas de sonido.
Durante una mesa virtual, relató que su intención era aprender a tocar el trombón, pero un día que le quitaron el celular y lo llevaron al centro de Boca del Río, donde hay tardeadas con la Danzonera de Max Gutiérrez, entonces su papá le propuso “¿si quieres que te devuelva el celular?, tócate un danzón en los timbales”.
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Mencionó que entre nervios tocó Cecilia, después adoptó el hábito de ir a a las tocadas cada semana, y ocasionalmente le pedía permiso a Max tocar en su conjunto, hasta que un día le dijo que él sería quien iba tocar los timbales.
El abuelo de Papo dijo que tenía la oportunidad de tocar con La Playa, así que se puso una estricta disciplina de un mes dónde sólo tenía descansos para comer. Actualmente lleva cinco años como timbalista.
“A la hora de tocar uno transmite si está contento, enojado, triste, nervioso, o preocupado; uno se lo transmite al instrumento y el instrumento a la gente”.
De manera similar, Felipe Urbán Suárez, tercera generación y músico de la Danzonera Felipe Urbán, indicó que entró en el mundo de la música porque su abuelo fue un modelo a seguir.
Durante el festival virtual A tiempo de Danzón, explicó que a la edad de cuatro años estudió piano en la escuela de Yamaha, y que después entró a la escuela de Bellas Arte de Tultepec, donde se dedicó al trombón por cuatro años.
Musicalmente tuvo una pausa entre la secundaria y la preparatoria, época en que muere su abuelo, por lo que sólo ayudaba en la Danzonera de Felipe Urbán con actividades de “secre”, como él menciona: con los archivos y vendiendo discos, posteriormente cargando los instrumentos, atriles y encargándose del audio.
Mientras su padre estaba al frente de la danzonera, Felipe Urbán nieto observó cómo el timbalista llegaba tarde y era parte importante de la orquesta.
“Todos son esenciales, pero los timbales llevan el peso de la orquesta, son la columna vertebral; allí me llama la atención aprender a tocar los timbales”, apuntó.
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Con lo que sabía de música, escuchando los discos de la danzonera y viendo los movimientos de otros timbaleros, el muchacho practicó con los timbales después de cada tocada en su cuarto.
Resaltó que tocó los timbales todas las noches por casi nueve meses hasta que un lunes de danzón en el California Dancing Club, cinco minutos antes de comenzar la presentación, su padre le dio unas baquetas en la mano le dijo “ahora tú vas a tocar”.
Sorprendido y con nervios, esa noche tocó los danzones que practicaba en su cuarto. Por dos años estuvo como suplente, hasta el 2017 que repentinamente su padre le dice “tú ya vas a tocar los timbales” y se volvió oficialmente timbalero de la Danzonera Felipe Urbán.
En tanto, Oscar Rodríguez Naranjo de la Danzonera Sierra Madre, abundó que alrededor del 2011 entró en el danzón porque su madre tomaba clases de baile en una academia.
Ella le propuso que le compraría un helado de La Sultana si también bailaba en cada sesión. Aprendió a bailar danzón al grado de participar en el Festival Danzonero 2012 en Monterrey.
En el mismo evento presenció por primera vez una danzonera, quedó maravillado con los timbales porque era un instrumento que nunca había visto.
Desde niño Oscar tocaba la batería, así que el director de la danzonera en aquel tiempo le propuso primero tocar el güiro y luego los timbales a la edad de 12 años.
Ahí comenzó un estudio intenso sobre los timbales, todos los fines de semana durante un año hasta el 2013 que oficialmente se vuelve timbalero en la Danzonera Sierra Madre, dónde continúa y paralelamente desde el 2018 toca el mismo instrumento en la Danzonera Digital.
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Miguel Ángel Zamudio, director del Centro Nacional de Investigación y Difusión del Danzón A. C., sorprendió en la charla al contar su experiencia como timbalero suplente. Narró que aprendió a bailar danzón porque su madre lo llevó al Instituto de Cultura para bailar son huasteco.
Mencionó que es de gran admiración la cadencia y estilo del timbalista Gilbero Molinar Paredes “Torcuato”, integrante de la Orquesta Danzonera Alma de Sotavento,.
Señaló que cuando creó la Orquesta Danzonera Tres Generaciones tuvo que suplir en los ensayos varias veces al timbalista Carlos López Contreras, ya que vive en un municipio conurbado de Veracruz.
Apuntó que al tener muy presente el danzón supo dónde estaban los cortes y remates, aunque no se considera ni timbalista ni músico.
Durante la charla se hizo la observación sobre la importancia de tener timbalistas jóvenes que cuenten su experiencia, ya que en sus manos queda el género además, sirve como atractivo para las nuevas generaciones de jóvenes danzoneros.