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El año nuevo y el danzón

La cronista Mina Arreguín reflexiona sobre los deseos y propósitos de fin de año para la comunidad danzonera en este 2024.

 ·  enero 24, 2024
El año nuevo y el danzón
Baile de homenaje en el salón Los Ángeles. / Foto: Arturo Ordaz - Revista Danzoneros.

El año nuevo es para muchos de nosotros una etapa de hacer propósitos, tiempos de elaborar el balance de lo alcanzado y de reconocer lo que quedó en un intento. Desde la remota Babilonia en los años antes de cristo se celebraba el final de su periodo anual y se elaboraban propósitos, aunque distintos a los nuestros que son más bien deseos de superación y metas que tienen que ver con objetivos a alcanzar, entre los antiguos era distinto, ya que juramentaban ante el gobernante para obtener gracia, amparo y sobre todo protección de los dioses.

Ya en la pasada noche de año nuevo supe de deseos de familiares y amigos, así como metas a cumplir que no se alcanzaron el año previo. Conocí nuevos retos y planes a desarrollar en el año que comienza. Considero que lo mismo ocurre en el mundo del danzón, muchos de nosotros tenemos diferentes aspiraciones y afanes que alcanzar en relación al baile. Por ello, esbozo algunos que en lo personal me pertenecen, otros que imagino en personas que como yo disfrutamos del danzón y también incluyo algunos de conocidos que han tenido a bien confiarme.

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Para muchos de nosotros un propósito recurrente es viajar a los eventos organizados por toda la república, tantos como sea posible en función de las actividades propias y fondos económicos disponibles, ello permite conocer a nuevos bailadores y saludar a muchos amigos y camaradas que se han ido acumulando a través del tiempo y las coincidencias en la pista de baile. Obviamente para alcanzar este propósito se desea primeramente a todos lo esencial: dicha, bienestar y salud, esto último por encima de todo para emprender cualquier proyecto o meta.

Hay también otros bailadores que me han comentado que les gustaría que los eventos fuesen distintos del patrón común que se ha establecido casi en todos lados, en las muestras que por regla general tienen en forma primordial cursos, presentación en algún teatro o escenario y baile de gala, algunos complementan con otras actividades como conferencias, presentaciones de libros, exposiciones y otras actividades variadas que a decir verdad muchas veces desmerecen en asistencia e interés respecto a las primeras. Tal vez algunos bailadores recién llegados al ritmo tengan expectativas más modestas
pero no menos importantes como cerrar mejor, dominar pasos complicados o conocer algunos más originales, tener mejor postura, una pareja fija para practicar o por el contrario, que la pareja les permita bailar con otras personas. Conozco algunos casos de bailadores que después de algún tiempo de haber jurado fidelidad en el baile se mueren de ganas de probar otros mandos, en el caso de ellas, u otras conducciones en el caso de los varones.

Hay también propósitos más íntimos y por ello tal vez inconfesables: “Ese señor baila muy bien y no me ha sacado nunca”; “me gustaría bailar una pieza con fulano pero su esposa es muy celosa y se enoja”. En fin, el año nuevo trae consigo expectativas y también se lleva pedacitos de vida, provoca, así solo sea como probabilidad, el deseo de buscar a personas y amigos que se han dejado de frecuentar, personas que se han ido así nomás, que nos dejan sin aviso previo, que extrañamos por haber sido cercanas, también están las que abandonamos por razones que consideramos razonables o aquellas que por un pequeño detalle o imagen vuelven a la memoria en un momento dado con el consabido: “¿Qué habrá pasado con aquel que se sabía los danzones de memoria y que falló cuando le tocó uno nuevo?; ¿has visto a la de los vestidos extravagantes ya mucho que no viene?; ¿y los que se peleaban en la pista un día sí y otro también?”.

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Lugar especial ocupan los que se han ido definitivamente, la vida nos recuerda la fragilidad de nuestra existencia y nuestro nulo control sobre los designios divinos, en el 2023 se fue Ma. Elena Campos “La abuela”, la escritora y periodista Cristina Pacheco con quien estuve en canal once cuando presentó al maestro Alberto Corrales y otros tantos que recordaremos siempre.

En esta temporada viene a mi mente una canción que se interpreta mucho en estos días de conmemoración, con autoría de un colombiano llamado Crescencio Salcedo e interpretada por Tony Camargo, con las inolvidables voces a coro de las tres conchitas: “Yo no olvido el año viejo/ porque me ha dejado cosas muy buenas/ Me dejo una chiva/ una burra negra/ una yegua blanca/ y una buena suegra…” desde los lejanos años de la década de los cincuentas, cada termino de ciclo anual se recuerda esta melodía, en efecto el año nos da, pero también nos quita.

En mi balance personal, observo eventos a los que he ido mucho y me han dejado de cautivar, quizá ya me han aburrido por ser siempre idénticos, sin embargo, siempre surgen otros nuevos en los que quiero probar suerte, a lo mejor son muy parecidos a los demás, pero eso se verá después de haber asistido, siempre existe la expectativa de encontrar una sorpresa.

En el año que terminó me tocó observar a parejas de bailadores cercanos que se distanciaron por algún motivo, en la perla tapatía se hizo notorio que por lo menos tres o cuatro parejas conocidas en las plazas públicas de Guadalajara y con años de bailar juntos, unos cercanos y otros no tanto, coincidieron en esa situación, así es la vida y sus razones tendrán, en la Ciudad de México, también por lo menos unos conocidos míos cambiaron de aires danzoneros, en contraste otros “se emparejaron” por así decirlo e iniciaron un camino de baile juntos.

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Termino comentando que entre mis propósitos de este nuevo año está el continuar escribiendo muchas cosas, entre ellas mi colaboración mensual a esta revista, también el año sirve para agradecer y es el caso: agradecer a las personas que me han leído en este espacio, a Arturo Ordaz su director por haberme invitado a colaborar y al danzón, al que tanto debo y que tanto me ha dado, hasta un marido que le gusta el danzón ya que tuve otros a los que no. Aunque parezca lugar común, deseo un año lleno de felicidad, salud y baile, con mucha sinceridad, para todos los bailadores, músicos, amantes del danzón y amigos ¡Feliz año nuevo!

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